Investigación
Ejercicio terapéutico, el aliado estratégico contra el cáncer de mama
¿Qué es el cáncer de mama?
El cáncer de mama es un tipo de cáncer que afecta a las células de las glándulas mamarias, las cuales comienzan a crecer de manera anormal y pueden propagarse a otras partes del cuerpo. En 2020, se detectaron 2 millones de nuevos casos en mujeres en todo el mundo, convirtiéndolo en el cáncer más común a nivel global y el principal cáncer entre las mujeres. A nivel local, según el Segundo Informe Nacional de Vigilancia de Cáncer en Chile, la incidencia de cáncer de mama en mujeres mayores de 15 años es de 31.7 casos por cada 100,000 mujeres.
¿Cuáles son los factores de riesgo para el cáncer de mama?
El cáncer de mama puede estar relacionado con varios factores de riesgo, algunos de ellos incluyen:
Sexo femenino – Aumenta con la edad- Heredar los genes BRCA1 y 2 – antecedentes familiares- haber tenido cáncer de mama previamente – Tejido denso de la mama – menstruaciones tempranas – Radiación temprana en la mama – consumir anticonceptivos que contengan acetato de medroxiprogesterona – no tener hijos – terapia hormonal después de la menopausia – no lactancia materna- beber alcohol- sobrepeso/obesidad- tabaquismo- estrés crónico, entre otros.
Es importante tener en cuenta que tener uno o varios de estos factores no garantiza que se desarrollará la enfermedad, pero pueden aumentar la probabilidad.
¿Cómo se realiza el diagnóstico y tratamiento?
La detección temprana y diagnóstico de cáncer de mama, se deben realizar mediante la autopalpación constante en las mamas y a través de mamografías anuales a partir de los 40 años o incluso antes si usted tiene antecedentes familiares de este tipo de cáncer.
Las opciones de tratamiento médico incluyen cirugías, quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia y terapia biológica.
¿Cuáles son los efectos del ejercicio para la prevención, tratamiento y sobrevivencia?
Al alero de los tratamientos médicos, el año 2022 la asociación estadounidense de oncología clínica (American society of clinical oncology – ASCO) que da las pautas para el tratamiento de diversos tipos de cáncer recomienda que los oncólogos prescriban ejercicio como parte del tratamiento dada la importante evidencia científica que tiene.
El ejercicio aporta beneficios en todas las fases del cáncer de mama desde la prevención, tratamiento y prevención de recaídas. En la prevención, se ha demostrado que las mujeres que hacen ejercicio regularmente reducen en un 50% el riesgo de desarrollar cáncer de mama al reducir factores de riesgo y modificar la expresión de genes como BRCA1 y BRCA2. En este contexto, se ha estudiado que en mujeres inactivas o sedentarias que portan estos genes, desarrollan antes la enfermedad que aquellas mujeres activas que también presentan estos genes.
Los mecanismos por los cuales el ejercicio actúa como tratamiento en el cáncer de mama son los siguientes:
-Disminuye los niveles de estrógeno en un 18.9% y de progesterona en un 23.7%, lo que reduce el riesgo de cáncer de mama.
-Potencia el sistema inmunológico incrementando los niveles de células inmunológicas natural killer (NK) y linfocitos TCD8, células especializadas en la identificación y aniquilación de tumores.
-Reducción de proteínas inflamatorias, las cuales, favorecen un ambiente propicio para el desarrollo de varios tipos de cáncer.
-Reduce el estrés crónico y la inmunosupresión asociada. Quienes padecen de estrés crónico presentan una disminución de las células asesinas (NK) del cáncer en un 50%. En la misma línea también se ha observado una reducción del 60% en el riesgo de desarrollar cáncer en quienes padecen la enfermedad de Alzheimer, demostrando que el estrés crónico influye en la aparición de diversos tipos de cáncer.
-Inhibe los oncogenes (favorecen la aparición de tumores) y activa los genes supresores de tumores, como el gen P53, actuando como escudos protectores contra el crecimiento celular descontrolado y la formación de tumores.
Como resultado de los mecanismos mencionados anteriormente, se producen los siguientes efectos:
-Reducción del tamaño del cáncer de mama, hasta un 70%.
-Disminución del riesgo de mortalidad hasta un 67% en comparación con las inactivas, pudiendo traducirse en 20 años de sobrevivencia en el caso de los cánceres de mama localizados.
-Reducción del riesgo de recurrencia, las mujeres que realizan actividad física durante 150 minutos a la semana con una intensidad de moderada a vigorosa experimentan una disminución del riesgo de recaída del cáncer de mama en un 67%. En otras palabras, se reduce la probabilidad de que la enfermedad vuelva a aparecer.
-Disminuye el linfedema (aumento de volumen) mejorando el flujo linfático, evitando la acumulación de líquido en la zona afectada gracias al efecto de bombeo de los músculos.
-Aumenta la fuerza muscular, ya que las mujeres que tienen más fuerza muscular comparado con las que tiene menos sobreviven más años.
Conclusión
Por estas razones toda paciente que padezca o haya padecido cáncer de mama debiera mandatoriamente realizar ejercicio para beneficiarse de sus efectos preventivos, terapéuticos, calidad de vida y de regresión de la enfermedad y no considerarlo como un elemento relativo, dada la contundente evidencia científica que tiene.